miércoles, 15 de agosto de 2012

Taller Literario de Cartas y Postales en la Biblio

 
Papeles viejos de Escobar... El Museo Campiglia y la Biblioteca Popular Municipal Arturo Illia, invitan a todos los vecinos que quieran participar en la organización de un "café literario de lectura de cartas y postales"
 
 
Los que cuenten con ese tipo de material con al menos 50 años y alguna historia que le de marco a lo allí escrito, por favor  comunicarse con la Biblioteca, Eugenia Tapia de Cruz 1280, de Lunes a viernes 12 y 16 hs. a nuestro blog: www.bibliotecamunicipalilliaescobar.blogspot.com.ar , por facebook:Biblioteca Municipal Illia Escobar, por twitter a @BiblioIlliaEsco , a nuestro mail: bibliotecailliaescobar@gmail.com o a nuestro teléfono: 03488-421895.- 

viernes, 3 de agosto de 2012

Desmemoria y aire, Javier Marías


He expresado a menudo mi preocupación y mi cre­ciente angustia por la manera en que se vive hoy el tiempo, o su transcurso. Lo que me resulta más descocertante es lo lejos -lo antiguo- que queda todo en seguida. Lo he dicho otras veces: en cuanto algo se hace presente, por el mero hecho de suceder o existir se convierte al instante en pasado, y además en pasado remoto. Todo se tor­na viejo nada más nacer: los libros, las películas, las revueltas, los derrocamientos, las guerras, los nuevos rostros y los nue­vos talentos, lo esperado y lo inesperado, lo sorprendente y lo consabido. Quizá el campo en el que este extraño fenómeno se hace más manifiesto es el de las competiciones deportivas, que para una gran parte de la población jalonan el año como antes el santoral y las estaciones: cuando colean la Liga y los torneos europeos, llega Roland Garros; luego hay Eurocopa o Mundial de selecciones, en los años pares; a continuación vie­ne Wimbledon, y por último el Tour de Francia (por mencio­nar las citas más populares). Y cada cuatro años, en los bisies­tos, la propina de las Olimpiadas.
El viernes siguiente al domingo en que España se proclamó cam­peona de fútbol europeo frente a Italia (4-0), un amigo al que me encontré me preguntó: “¿Qué, disfru­taste mucho el domingo?” Recono­cí que, pese a mis prevenciones, soy también víctima de esa percep­ción anómala que tenemos del tiempo, porque no sabía de qué me hablaba. “¿El domingo? ¿Disfrutar?” Y cuando me aclaró a qué se refería, mi perplejidad fue enorme, pues tenía la sensación de que aquella Final (que vi por televisión, y con la que disfruté sin duda) se había jugado hacía al menos tres semanas, si es que no la sentía ya tan lejana como las de 2008 y 2010, que España ganó asimismo contra Alemania y Holan­da. Sí, el efecto de las cosas cada vez dura un soplo más breve. Tal vez por eso una de las primeras e irritantes preguntas de los periodistas a los jugadores, nada más concluir el partido y cuando aún no habían recogido su trofeo, era esta invariable­mente: “y ahora, ¿qué será lo próximo? ¿Otro Mundial, el de Brasil en 2014?” Los futbolistas son pacientes y educados, y no vi a ninguno contestar de mala manera, como se merecían esos periodistas sádicos: “No me hable de lo próximo, imbécil, que acabo de revalidar una Eurocopa y me ha costado mucho esfuerzo. Alégrese por lo de ahora y no me maree con el futuro. ¿Es que no le basta con la actualidad más rabiosa?”
No, nunca basta hoy en día, porque el presente ha sido abolido y el pasado no importa ni nadie es capaz de recordar­lo, no digamos de apreciarlo, menos aún de agradecerlo. Quien adquiere conciencia de esta forma perversa y frenética de relacionarnos con el tiempo, no puede evitar dar el siguiente paso, y ver también lo futuro como inminente pasado y por tanto como inminente olvido. Como algo que está ya a punto de resultar irrelevante, de ser desecho, como las sobras de un festín una vez recogidas las mesas. Las Olimpiadas son entretenidas (hablo por mí), y puede uno llegar a apasionarse con algunas pruebas, sobre todo con las carreras. El número de sus competiciones va siempre en aumento, porque la gente exige que sean “disciplinas olímpicas” desde el póker hasta la rana, y las autoridades ceden, presionadas por las televisiones, que ven la posibilidad de ganar espectadores entre los tahúres y los jubilados. Creo haber leído que son 4.800 las medallas acuñadas para su entrega en estas semanas. Tengo la idea de haber contemplado bastantes pruebas de los anteriores Jue­gos en Pekín. Sin embargo, si me pusieran una pistola en la sien y mi vida dependiera de mencionar diez medallistas de entonces, me temo que la perdería: sólo estoy seguro de que Usain Bolt venció en los 100 metros. Me arriesgaría a afirmar que también en los 200 y en el relevo de 4×100 (o como se llame). Y, para salvar el pellejo, aventuraría el nombre de Phelps como ganador de unas cuantas carreras de nata­ción, sin la menor certeza de si sus sonados triunfos fueron en Pekín o en la anterior ocasión, quien re­cuerda dónde. Moriría si me exigieran saber cuántas medallas consiguió España, y eso que en su momento fueron contadas y cantadas con minuciosidad por la sonrojante y patriotera prensa de aquí, aunque se obtuvieran en deportes esotéricos que no conocía nadie y que siguen sin conocerse, pese al efímero éxito cosechado en ellos: en realidad les importan tan sólo a quienes se colgaron la dicho­sa medalla, olvidada por los demás a los tres días.
Las ciudades pugnan por albergar unos Juegos (Madrid sigue dando la lata, abocada de nuevo al fracaso, o eso espe­ro). Se ponen patas arriba durante un montón de años, se tornan aún más invivibles, los políticos y los constructores y los banqueros (esto es, los de siempre) hacen suculentos ne­gocios y crean entre la población una excitación ficticia en torno a unas lejanas disputas semi deportivas que veremos pasar como quien mira anuncios, y que están condenadas a no ser nada -desmemoria, aire- en cuanto se hagan presentes. Es decir, en cuanto acontezcan y sean despreciable pasado re­moto.
JAVIER MARÍAS
El País Semanal, 22 de julio de 2012

"Cartas a Lavalle" José Pablo Feinmann

"El loco Dorrego", Hernán Brienza

En el panteón de los próceres, la figura de Dorrego aun no encontró su lugar. El caudillo federal no encaja en los parámetros de la historiografía argentina porque encarna el cruce de dos paralelas: liberal, pero nacionalista; federal pero porteño; ilustrado, pero popular, …tal vez por eso la historia lo olvidó.



Buenos Aires: Las Calles de Borges from Ian Ruschel on Vimeo.

Charles Bukowski, "Me calentaba"




ella me calentaba, tanto

que no quería que nadie más la tuviera
si yo no llegaba a tiempo
ella se hubiera ido y yo no hubiera soportado eso
me volvería loco...
era estúpido, lo sé,
pero estaba atrapado con ella, estaba atrapado.
repartí todas las cartas
y después Henderson me puso a andar de noche
en un camión viejo del ejército,
una mierda que empezó a calentarse a mitad de camino,
y la noche continuó
conmigo pensando en cómo me calentaba Miriam
y saltando dentro y fuera del camión
llenando bolsas de correo.
el motor seguía calentándose
la aguja de la temperatura estaba al tope
caliente, caliente
como Miriam.
saltar adentro y afuera
tres envíos más en la estación
esperando para que Miriam y yo entráramos y ella se sentara en mí 
con un whisky
cruzando sus piernas y moviendo los tobillos.
dos paradas más
el camión parado por el semáforo, era el infierno
patearlo
de nuevo
tenía que estar en casa a las 8, las 8 era lo máximo que Miriam toleraba
hice el último envío y el camión
media cuadra desde la estación...
iba a arrancar, iba a arrancar...
cerré las puertas, puse la llave y dejé
la estación...
tiré las llaves...
el camión de mierda se detuvo por el semáforo
grité
corrí por el hall, puse la llave en la puerta,
la abrí... estaba su vaso de whisky, y una nota:
hijo de puta:
esperé hasta las 5 después de comer
no me amás
sos un hijo de puta
alguien va a amarme
estuve esperando todo el día
Miriam
me serví un trago y dejé correr agua en la bañera
había 5.000 bares en la ciudad
y yo recorrería 25 
buscando a Miriam
su osito de peluche violeta sostenía la nota
apoyada en la almohada
le di un trago al oso, uno a mí mismo
y dejé que el agua
me calentara.
ALGO PARA LOS REVENDEDORES, LAS MONJAS, LOS EMPLEADOS DE SUPERMERCADO Y PARA VOS...
tenemos todo y no tenemos nada
algunos hombres lo hacen en iglesias
otros rompen mariposas por la mitad
y otros lo hacen en Palm Springs
metiéndoselas a rubias con almas de Cadillac
cadillacs y mariposas
nada y todo,
la cara se derrite con el último respiro
en un sótano de Corpus Christi.
hay algo para los revendedores, las monjas,
los empleados de supermercado y para vos…
algo a las 8 de la mañana, algo en la biblioteca,
algo en el río,
todo y nada.
en el matadero algo llega corriendo
colgado por un gancho y lo hacés balancear
uno
dos
tres
y así tenés $200 por la carne muerta
los huesos contra tus huesos
algo y nada.
siempre es suficientemente temprano para morir y
siempre es demasiado tarde,
y el remolino de sangre en la pileta blanca
ya no te dice nada
y los sepultureros juegan póquer
en el café de las 5 a.m., esperando que el pasto
pierda la escarcha
ellos no te dicen nada.
tenemos todo y no tenemos nada
días al borde del vaso y el olor imposible
del musgo del río, que es peor que la mierda;
días de ajedrez con ataques y contrataques,
con un interés maricón: da lo mismo la derrota que la victoria;
días lentos como mulas hoscas y barnizadas por el sol
que trabajan con desprecio
subiendo por un camino
en el que un loco espera sentado
entre jaulas de codornices y azulejos
mientras huele un burro de piel escamosa.
pero hay días buenos también
días de vino, gritos y peleas en callejones, de piernas redondas de mujer
abalanzándose sobre tus entrañas con sus gemidos,
presagios en las plazas de toros 
que gritan Madre Capri como diamantes,
violetas que brotan de la tierra
para que olvides a los soldados muertos
y a los malos amores.
días en que los niños dicen cosas alegres y brillantes
como salvajes que se comunican a través de sus cuerpos
y corren de arriba a abajo sin límites
ni cheques, ni ideales, ni posesiones,
ni opiniones disparatadas.
días en que podés llorar todo el día
encerrado en un cuarto verde,
días en que podés reírte del panadero
porque sus piernas son muy largas,
días para observar detrás de la cerca.
y no hay nada, nada
sólo días de patrones y hombres enfermos
con mal aliento y pies grandes
hombres como ranas, como hienas
hombres que caminan como si la música no existiera 
hombres que piensan que es inteligente
contratar y despedir empleados y amasar fortunas
hombres con mujeres tan caras
como 60 hectáreas de tierra fértil
que presumen y se apartan de lo inútil
hombres que te matarían sólo por hacer una locura
y que se justificarían desde su propia LEY
hombres que se asoman por ventanas de siete metros de ancho
y no ven nada
hombres con yates de lujo que navegan
alrededor del mundo pero nunca se sacan
las manos de los bolsillos
hombres como caracoles, como anguilas,
como babosas,
pero ni siquiera eso.
y no hay nada.
cobrás tu último salario en el muelle,
en la fábrica, en el hospital,
en una armadora de aviones, en una feria,
en una peluquería, en donde sea.
no querés pagar los impuestos de renta,
no querés enfermedades, servilismo, 
brazos rotos ni cabezas destrozadas,
todo se va a la basura como una almohada vieja.
tenemos todo y no tenemos nada
algunos lo hacen bien por un tiempo
pero después se rinden
les llega la fama, el hastío
la edad, una dieta balanceada,
la tinta les quema los ojos,
los hijos van a la universidad,
aparecen coches nuevos
se quiebran la espalda esquiando en Suiza
aparecen nuevas opciones políticas, nuevas esposas
o simplemente caen de manera natural en decadencia.
el hombre que viste ayer enganchándose diez rounds
o bebiendo tres días y tres noches
en las montañas de Sawtooth, 
ahora está abajo de una sábana o junto a una cruz o una piedra
o viviendo una decepción
cargando una Biblia, unos palos de golf o un portafolio:
cómo ceden
todos esos que creíste
que nunca cederían.
días como éstos, como el de hoy.
tal vez la lluvia en la ventana
trate de decirte algo. ¿qué viste hoy?
¿qué es esto? ¿dónde estuviste?
a veces los mejores días son los primeros
a veces los de en medio, otras los últimos.
los terrenos baldíos no están tan mal,
las iglesias europeas que ves en tarjetas postales
no están mal. las personas en los museos de cera
congelándose hasta la esterilidad no están tan mal
son horribles, pero no están mal
la artillería, pensá en la artillería pesada.
y las tostadas del desayuno,
en el café bien caliente que hace que sepas
que tu lengua sigue en su lugar.
tres geranios en la ventana tratan de ser rojos
tratan de ser rosas, tratan de ser geranios.
no me importa que a veces las mujeres lloren,
no me importa que las mulas no quieran subir la montaña. 
estás en un cuarto de hotel en Detroit
buscando un cigarrillo.
otro día maravilloso, un poco más de eso
como cuando las enfermeras salen
del hospital al terminar su turno, hartas,
ocho enfermeras con diferentes nombres
y diferentes destinos. 
cruzan el patio
algunas quieren una taza de chocolate y papel
otras un paño caliente, otras un hombre,
otras apenas pueden pensar.
es suficiente y no tanto.
arcos y peregrinos,
estrías de naranjas,
helechos, anticuerpos,
pañuelos descartables.

a veces en los momentos más amables y de sol
hay un humo liviano que sale de las urnas
y sonidos metálicos de los viejos aviones de combate
y si entrás y pasás el dedo por el borde de la ventana
vas a encontrar mugre y hasta tierra
y si mirás por la ventana vas a quedarte todo el día,
y como si envejecieras, vas a seguir mirando
y mirando
babeando un poco
ah, no, quizá
algunos lo hacen bien naturalmente
otros de maneras obscenas
en cualquier parte.

jueves, 2 de agosto de 2012

"Onetti como Big Bang..." por Rodrigo Fresán

Charles Bukowski,"Sí Sí" por Tom Lupo

Tom Lupo, "Un poema curador"


Yo
también quería,
hacer un poema como esos que hacen los grandes poetas.
Yo quería bordar los pliegues del amor y sacarlo del fango en el que la especie manda.
Yo quería volver a pintar los colores con el sesgo arborescente que preña el universo de las letras.
Yo quería reponer las palabras, peldaños para
ir y volver y volar…
volar
hacia lo más alto,
de lo alto,
de lo alto,
en un clima
de ascensión
jubilosa
y radiante,
para abarcar
desde una mirada
rasante todo lo existente,
lo soñado,
lo por soñar.
Y el
devenir de el devenir, el porvenir.
Siempre soñé́ despierto fabricar un poema contundente,
exquisito,
arrollador,
apasionante,
demoledor,
fantástico,
lleno de fuego
y nieve,
un poema
curador.